16 enero 2011

3 un número risible en el Infierno

Hace una semana prometí este post. Era mi forma de drenar mucha rabia, sentimiento de injusticia y de reconocer lo que debía ser reconocido. Totalmente calmada y con una visión más amplia y racional de la situación, escribo (siempre es lo mejor):

Como algunos sabrán (y creo los que leen esto muy pocos sabrán), la primera semana de enero e inclusive antes de terminar el 2010, el Metro de Caracas era más infierno de lo que es todos los días. Sin embargo, agradezco no haber tomado un taxi ese día; agradezco haber tomado el Metro en Chacao, tener que salir en Los Dos Caminos para tomar un Metrobús que me llevaría a mi destino final debido a que las "reparaciones" de las vías se extendían hasta Palo Verde; haber hecho una "cola" desorganizada, guiada por funcionarios incompetentes, maleducados y que escriben por celular mientras trabajan, formada por marginales que no entendían lo que es una fila y menos del respeto al otro en una oscuridad que ya es habitual en muchos lugares de la Capital, porque bueno, como todos sabemos, Venezuela es un país súper seguro y sus ciudadanos tienen visión láser así que no se necesita iluminación; y, del "jamás trabajaremos en conjunto instituciones controladas por el gobierno chavista con instituciones del estado en manos de la oposición (léase Alcaldía)". Posteriormente me bajaría en La California para encontrarme con Led, mi novio, el personaje que motivó este escrito. Su nombre encarna el de muchos personajes sin nombre.

Con toda sinceridad y no es ironía, lo juro, agradezco haber dado una vuelta por el infierno a principio de año, ya les explico porqué.
  • La mayoría de la gente que me rodea no pasea por el infierno. Y hace falta. Hace falta para conocer y entender quiénes son los que se queman en él. Ojalá pudiéramos tenderle litros de agua, pero solo una sociedad civilizada puede derramar litros infinitos de agua.Y estamos muy lejos de serlo.
  • Detrás de un acto tan simple como trasladarse al trabajo se esconde un sin fin de acciones, problemas y procedimientos que aquellos que andan en carro desconocen. El problema no es desconocerlo, es, en mi opinión, ni siquiera preguntarse "¿cómo será ese peo?".
  • La entrega diaria de muchas personas, una entrega que pocos están dispuestos a dar sino reciben un beneficio tangible para ellos, es algo difícil de ver y comprender. Se necesita aflojar la venda que todos tenemos -y me incluyo-, pero que somos incapaces de aflojar.
  • Cuando el Infierno se muestra en su máxima expresión, te conduce a un trayecto de 1 hora y media en rutas y pasadizos de 15 minutos. Y no exagero.
  • Muchos hablan de colaborar y entender, pero sí no se lo recuerdas y susurras al oído, será la intención mejor guardada en el olvido.
  • No todos lloran sus penas. No todos cuentan sus logros, sacrificios, el esfuerzo realizado, mucho menos exageran con lo que hacen. Este tipo de personas son mis favoritas, las que no andan por la vida buscando lástima o reconocimiento. De hecho, quiero aprender de ellos para dejar de quejarme y justificarme tanto.
  • Mientras a ellos le funciona la regla de 30 centímetros, a otros le funciona una cinta de 2 metros. Le funciona la alarma sonando 3 horas antes que en la estación central.
  • El poder tener la semilla en tu jardín personal y no saberla sembrar, creer que con lluvia crecerá, total, es una semilla que ni siquiera sabes que lo es. Pero existen jardineros que reconocen y seleccionan las mejores semillas. Son difíciles de encontrar, son más frecuentes en otras regiones, pero siempre encuentran a esa semilla y el fruto que dan no tiene comparación. Son semillas genios, al igual que el jardinero.
  • Él cree y vive sin lamentaciones, sin quejas. Él cree en el trabajo, la perseverancia, la constancia y en hacer lo que le apasiona. 
  • 3 un número importante y risible. Sí que lo es.
  • Uno se pregunta ¿realmente toda esta mierda vale eso?

Led paseó por el infierno una semana. Lo hacía en la mañana y en la noche. Yo lo esperaba para no pasear sola por el mini-infierno. En días solitarios los lobos se hacen más fuertes y creo en la precaución.

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