31 agosto 2010

Caída Libre

Mis primeros escritos en este blog tienen una sombra que no me caracterizan pero que sí me pertenece. Ella vive conmigo y de vez en cuando se deja ver. Pero hoy, ganó la luz.

Gana la luz cuando hay ACEPTACIÓN.

Una palabra que rodea mi vida con mucha frecuencia y que cada cierto tiempo me lanza su látigo, me hala hacia arriba y me muestra a su amiga: DECISIÓN.

¡Uy! Si entendieran lo que significan ambas palabras para mi el mundo fuera muy aburrido y no tendría sentido, pues por más que lo intente, nadie podrá entender al otro totalmente, mucho menos conocerlo. Sin embargo, me atrevo a decir que la aceptación y la decisión -más el verbo que el sujeto- siempre son sinónimo de fortaleza y madurez.


Es hora de seguir creciendo y eso me hace feliz. Aunque todavía necesite la botella de agua, sé que pronto detendré la bicicleta en la cima y comenzaré a descender, en caída libre para sentir como el viento refresca el espíritu y hace que mis labios dibujen una sonrisa.

Porque sé lo que guardo en mi bolso, desde mi descifro el camino y  solo me queda cerrar los ojos para no perderme y vivir plenamente, en caída libre.

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